El pasado domingo, 12 de los clubes más poderosos del fútbol mundial -Arsenal, Tottenham Hotspur, Chelsea, Manchester City, Manchester United, Liverpool, Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter de Milán, AC Milán y Juventus- anunciaron la creación de una Superliga europea de fútbol.
El proyecto consistía en una competición donde 15 clubes fundadores disputarían un torneo continental anual, en el que ellos tendrían una plaza fija y se permitiría la participación de cinco clubes más.
Pero el rechazo que se vivió entre los hinchas, jugadores y los representantes internacionales de fútbol hicieron que en menos de 48 horas el proyecto de disidencia de los clubes más poderosos colapsara estre
pitosamente.
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